En 2006, el agricultor y su mujer compraron un campo de 12 hectáreas lleno de maleza en Vértesacsa, junto a los huertos cerrados. Poco a poco fueron desarrollando una granja ecológica en la zona, con distintos tipos de cultivos vegetales y animales. Su trabajo fue difícil y desafiante, ya que la zona se había cultivado antes de forma intensiva con toda la "belleza" de la tecnología convencional.
El éxito de la explotación se basa en la aplicación combinada de la agrosilvicultura, la permacultura y la agricultura ecológica, así como en la entusiasta experiencia técnica y económica de sus propietarios. Una de las dificultades con las que se encontraron para desarrollar sus nuevas actividades agrícolas fue que, anteriormente, la tierra estaba ocupada por grandes campos de monocultivo agrícola y situada en una zona montañosa y ventosa. Sus tierras siguen estando rodeadas de grandes parcelas agrícolas de cultivo intensivo.